Comparte con @esic
Ante la imposibilidad de seguir con su actividad tras el decreto de estado de alarma derivado de la crisis sanitaria de la COVID-19, más de 450.000 empresas en España han recurrido a los expedientes de regulación temporal de empleo, los famosos ERTE, lo que supone un desembolso mensual estatal de más de 5.500 millones de euros para asegurar ayudas a los casi 4 millones de trabajadores que se encuentran en situación de paro temporal, algo insostenible en el tiempo para nuestra economía.
Sin embargo, ni siquiera las empresas que se han acogido a estas ayudas tienen asegurado poder seguir con su actividad después del confinamiento, ya que las restricciones de aforo y seguridad impuestas por el gobierno en cada una de las fases de la desescalada, así como los gastos generales de cada negocio han hecho que muchos empresarios se planteen mantener a sus trabajadores en situación de ERTE a la espera de un futuro más esperanzador, mientras que otros han asumido ya que les será imposible reabrir sus puertas.
Las previsiones adelantan una crisis económica devastadora: el aumento del déficit disparará nuestra deuda pública hasta niveles por encima del 105%, su nivel más alto del último siglo (FMI, FUNCAS, 2020) y tendremos que hacer frente a un desplome del PIB de entre el 3% y el 9% (FMI, 2020), enfrentándonos a una situación gravísima de destrucción de empleo y recesión.
No vamos a negar que estos datos no son muy halagüeños, pero, citando a Darwin, sólo aquel que se adapta sobrevive. Sólo aquel que sea capaz de aprender y encontrar las oportunidades que cada complicación ofrece será capaz de reponerse, sobrevivir y prepararse para el futuro. La COVID-19 ha puesto en jaque al mundo, incluido nuestro país, uno de los más afectados por el virus, y ha evidenciado diversas cuestiones sobre las que reflexiono a continuación.
La digitalización
La pandemia nos ha pillado a todos por sorpresa. Gobiernos, empresas, familias… muy pocos supieron prepararse para lo que venía y la mayoría han tenido que adaptarse a una realidad tan cambiante como nueva. En un mundo en el que pensábamos que internet era un terreno ya conquistado, hemos necesitado un virus letal para darnos cuenta de que ni estamos explotando su potencial ni tenemos las herramientas para hacerlo, al menos de momento.
Ni todas las empresas pueden permitirse planes de digitalización ni, incluso teniendo los recursos necesarios, han podido implantar planes de teletrabajo efectivos. La digitalización de las empresas en nuestro país es muy baja (debido, en gran parte, a que la mayoría de nuestras empresas son PYMES y que, además, no ha habido un aliciente que obligara a las empresas a tomar acciones efectivas a estos efectos), pero la nueva realidad nos ha mostrado el camino: la supervivencia de nuestras empresas pasa por digitalizar el trabajo y los procesos.
En este sentido, con el fin de asegurar que en situaciones similares, o simplemente como una nueva forma de trabajar, las empresas puedan seguir desarrollando su actividad, quizá sería interesante impulsar iniciativas de ayuda a la digitalización para empresas con sede en nuestro país, mejorar las infraestructuras telefónicas y de red y reforzar la acción formativa con el fin de aumentar los conocimientos y skills de los trabajadores en materia de teletrabajo.
El ejemplo del turismo
Una de las cuestiones en las que más he pensado a raíz de la actual situación es el futuro de la economía española. No me refiero únicamente a las consecuencias ya explicadas o a la crisis a la que tendremos que hacer frente, sino a la necesidad de hacer un verdadero acto de estudio y análisis para determinar qué podemos aprender de todo esto y qué medidas vamos a tomar en el corto, medio y largo plazo para evitar que una situación similar vuelva a destrozar de un bandazo nuestra economía.
A mi parecer, un ejemplo especialmente ilustrativo en nuestro país para entender a lo que me refiero podría ser el sector del turismo. Es, sin duda, uno de los sectores que más se está viendo afectado por la COVID-19, además de ser el sector que más riqueza aporta a nuestra economía, alrededor de un 15% del PIB (casi 200.000 millones de euros anuales), dando empleo a más de 3 millones de personas.
En 2019, España batió su séptimo récord consecutivo en recepción de turistas, acogiendo a 83,7 millones de personas extranjeras que decidieron visitar nuestro país (INE, 2019). Es decir, el sector del turismo y, por ende, nuestra economía, dependen en gran medida del turismo extranjero. Tradicionalmente, esta fórmula ha funcionado a la perfección, tal como demuestran los datos y la buena reputación de nuestro país entre los turistas de todo el mundo. Sin embargo, la situación que estamos viviendo ha puesto en evidencia que esta dependencia no solo no es infalible, sino que en ciertos escenarios, uno de los puntos más fuertes de la economía española podría convertirse en un verdadero talón de Aquiles.
En este caso ha sido una pandemia, pero otra situación como un bloqueo, cierre de fronteras, inestabilidad social o política, o cualquier tipo de desastre natural podría tener un efecto especialmente grave en nuestra economía, similar al que estamos experimentando en la actualidad. Cabe preguntarse, entonces, si una vez evidenciado este problema, no tendría sentido estudiar alternativas o reforzar otras áreas productivas y tecnológicas en nuestro país con el fin de minimizar la incertidumbre y los impactos negativos, algo así como un plan de rediseño o desarrollo para una nueva economía en España.
La Unión Europea
Todas estas cuestiones han puesto en evidencia las debilidades de una Unión Europea cada vez más debilitada (sin duda el Brexit ha supuesto un duro golpe) y ha dejado entrever que los intereses nacionales siguen estando muy por encima de los comunitarios, mostrando, una vez más, que la dicotomía entre los países del norte y del sur de Europa sigue presente y sale a colación -como todo, supongo- en los peores momentos.
Esta crisis será recordada como la del “sálvese quien pueda”, expresión que más de un dirigente político habrá entonado durante estos meses y que ha abierto heridas entre los países miembros de la Unión, poniendo en entredicho el compromiso aquel de “propiciar y acoger la integración y gobernanza en común de los pueblos de Europa”, palabras que, parece, muchos presidentes y ministros han debido olvidar durante estos últimos meses.
Ante esto, cabe preguntarse qué futuro le espera a una Unión que ni ha sabido ni, parece, ha querido prestar ayuda a los miembros que la demandaban, especialmente los países del sur, los más afectados por la pandemia, tanto social como económicamente. ¿Es hora de redefinir una nueva Unión? ¿Qué futuro le espera a un compromiso que no se ha cumplido en uno de los momentos de mayor necesidad de nuestra época? ¿Es hora de que los estados del sur de Europa apuesten por un modelo común que se adapte a sus necesidades específicas?
Ante estas especulaciones, no podemos sino esperar. La Unión Europea es un proyecto ambicioso que, con sus más y sus menos, ha conseguido grandes hitos políticos y económicos que no podemos olvidar. Sería injusto no reconocer esto, pero pecaríamos de ingenuos si no asumiéramos que esta Unión tiene mucho más que aportar. Sin embargo, para poder sacar provecho de este potencial, es necesario algo mucho más difícil de conseguir que acuerdos y dinero: compromiso y voluntad.
Bibliografía
Instituto Nacional de Estadística. Servicios. Hostelería y Turismo https://www.ine.es/dyngs/INEbase/es/categoria.htm?c=Estadistica_P&cid=1254735576863
Daniele, L. (2020) Las ONG alertan de que el Covid-19 podría arrastrar a la exclusión a seis millones de españoles. ABC Sociedad. Recuperado de https://www.abc.es/sociedad/abci-alertan-covid-podria-arrastrar-exclusion-seis-millones-espanoles-202004220203_noticia.html
Catà, J. (2020). Los ERTE para 3,5 millones de trabajadores desbordan las oficinas públicas de empleo. El País Economía. Recuperado de https://elpais.com/economia/2020-04-13/la-avalancha-de-erte-atasca-las-oficinas-de-empleo.html
Ramón, E. (2020). La urgencia social del coronavirus: una oleada de pobreza invisible. RTVE. Recuperado de https://www.rtve.es/noticias/20200410/pobreza-coronavirus-ingreso-minimo-vital/2011791.shtml
Cortés, C. (2020). Los ERTE costarán unos 5.500 millones de euros al mes. La Hora Digital. https://lahoradigital.com/noticia/27305/economia/los-ertes-costaran-unos-5.500-millones-de-euros-al-mes.html
Robinson, A. (2020). El PIB de España caerá un 8% este año y el paro rozará el 21% según el FMI. La Vanguardia Economía. Recuperado de https://www.lavanguardia.com/economia/20200414/48498157783/espana-pib-coronavirus-fmi-prevision-economia.html
32 respuestas de Covid-19: cuestiones económicas y reflexiones
Relacionado